Amazónicas se van a casa, pero se sienten 'engañadas'

 

"Nosotras sabemos los daños que está produciendo la extracción petrolera. Los animales se van, las plantas desaparecen. Nosotros conocemos qué está pasando”.

Rosa Vargas,
Miembro de la comunidad Sarayaku.

"Nos recibieron, pero de una manera insensible y discriminatoria, nos sentimos engañadas”.

Narcisa Gualinga,
Dirigente del Consejo de Ancianos de Sarayaku.

La sede de la Conaie parecía una estación de autobús: hubo mujeres sentadas en el suelo con sus hijos dormidos en sus brazos, cientos de maletas, sacos amontonados en los pasillos y el inconfundible sabor de la partida.

En los rostros de las más de 150 mujeres amazónicas que esperaban ayer la llegada de los autobuses que las llevarían a Puyo se traslucía cierta amargura. No están convencidas con los resultados. El martes, tras cinco días de espera, fueron recibidas por la Asamblea Nacional, donde entregaron a las autoridades el documento ‘Por la selva viva’, cuyo eje central contempla la creación de una veeduría internacional con representantes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y la Organización de los Estados Americanos (OEA), que realicen un seguimiento de las explotaciones en Ecuador.

“Nos recibieron, pero de una manera insensible y discriminatoria, nos sentimos engañadas. No estábamos en la agenda, todo se hizo de una manera rápida y despreocupada, para decir que nos han recibido. También estamos esperando una respuesta oficial de la Asamblea, que todavía no hemos recibido”, declaró Narcisa Gualinga, dirigente del Consejo de Ancianos de Sarayaku.


Detalles de la partida

La sede de la Conaie estaba impregnada de un fuerte olor a pescado. Provino de la cocina, que durante los últimos seis días preparó comida para alrededor de 300 mujeres provenientes de remotas comunidades de Pastaza. “Nos regalaron dos quintales de pescado, con eso hemos preparado hoy (ayer) el almuerzo. Hemos sobrevivido gracias a la desinteresada ayuda de los quiteños, que se han portado de manera ejemplar”, explicó Marlon Santi, miembro de la comunidad Sarayaku y expresidente de la Conaie.

Varias personas sufrieron a lo largo de la estadía en este ‘campamento’ improvisado problemas intestinales, ya que no están acostumbrados a los productos de la Sierra. “En nuestra dieta no utilizamos aceite y se basa en yuca, plátano, carne o pescado, por eso tuvimos algunos problemas, pero nada grave” añadió Santi. La gripe, además del silencio institucional, fue otro de los ‘enemigos’ con los que tuvieron que lidiar. El radical cambio de clima hizo que muchas mujeres y, sobre todo niños, enfermaran.

Apoyo

De nuevo la ciudadanía donó de manera gratuita y anónima decenas de cobijas. En las habitaciones de la Conaie, convertidas eventualmente en multitudinarios dormitorios, todavía está presente la atmósfera cargada de las grandes concentraciones de personas en pequeños espacios. A la entrada de una de ellas, tumbado en el suelo, dormía plácidamente Mansu Gualinga, un hermoso niño de unos dos años, que posiblemente sería el último en abandonar el campamento.

Las mujeres no se van satisfechas, pero sí con la sensación de haber “cumplido con su deber”. “Hemos dejado el testimonio de que estamos en contra de esta barbarie ecológica, de que nos oponemos frontalmente a que destruyan la selva. Nosotras sabemos los daños que está produciendo la extracción petrolera. Los animales se van, las plantas desaparecen. Nosotros conocemos qué está pasando. Muchos quiteños nos apoyan también pero, según nos dicen, no se muestran en contra porque tienen miedo de perder sus trabajos”, declaró Rosa Vargas, de la comunidad Sarayaku.

En Quito permanecerá una comisión de cinco mujeres, que realizará un seguimiento del proceso. Si en 15 días no obtienen una respuesta, volverán. El resto de mujeres se fueron a casa. En un día llegarán a Puyo, pero todavía les quedan cuatro días en canoa hasta sus hogares, muchos de ellos en la frontera con Perú. Allí les esperan sus hijos y esposos. Continuarán la lucha desde allá. (MAP)

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mujeres se quedarán en Quito para esperar una respuesta a sus pedidos.

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días de viaje en canoa tendrán que hacer estas mujeres desde Puyo hasta sus hogares.



Fuente: La Hora

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