Santos y sus apuestas al todo o nada


‘Me acordé de lo que decía mi abuelo antes de morir: ‘Mi chinito, arrepiéntase de lo que hizo pero no llegue a mi edad arrepentido de lo que no hizo’. Y eso lo hecho”.

Las frases son una suerte de lema para Juan Manuel Santos (Bogotá, 10 de agosto de 1951). Se incluye en un video que este colgó en su página cuando era candidato a la Presidencia de Colombia, que ganó en mayo del 2010, y en la cual instaló un estilo particular de hacer política a partir del 7 de agosto de ese año. En el mismo tono, poco después, diría: “Me gusta ponerme retos difíciles”.

Dos años y meses después de asumir el mando, el sucesor de Álvaro Uribe (2002-2010) en la presidencial Casa de Nariño afronta su desafío más complicado en un país perforado por una larga guerra.

Se muestra decidido a sellar un acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC. Asimismo, se ha impuesto como objetivo entrar en la historia como el Jefe de Estado que puso las bases para terminar con un conflicto armado de medio siglo de duración.

La pacificación se ha convertido en el programa insignia de su Gobierno que, dos años y meses atrás, también recompuso las relaciones con Ecuador y Venezuela. Los vínculos con los países vecinos resultaron dañados seriamente durante la administración en la cual había servido como cabeza del Ministerio de Defensa.

“Quiere ser recordado como el Presidente que desea hacer la paz. Él mismo ha dicho que su sueño es terminar con esta guerra”. Así lo señala Edulfo Peña sobre el gobernante de este país, un economista y administrador de empresas, con posgrados en Economía, Desarrollo Económico y Administración Pública en la Escuela de Economía de Londres y la Universidad de Harvard.

Es, por tanto, uno de los pocos estadistas de Latinoamérica que domina el idioma inglés.

El editor político del diario colombiano El Tiempo, que sigue de cerca las actividades del Mandatario, considera que “la apuesta por la paz, una iniciativa audaz, es lo más destacado”, de la gestión gubernamental del ex Ministro de Defensa de Uribe Vélez.

Una propuesta que Santos empezó a cuajar a renglón seguido de su arribo a la cabeza del Gobierno, para lo cual se desmarcó rápidamente de las políticas de su antecesor, convertido ahora en su principal adversario político.

Rompió las amarras con el uribismo y así, en primera instancia en secreto, comenzó a encarrilar los diálogos con la guerrilla de corte marxista a la que desde la Cartera de Defensa y la Presidencia le ha asestado los más duros golpes de su historia.

La mesa de negociaciones con la agrupación que el Ejecutivo colombiano califica de “terrorista” se instaló formalmente en Oslo, Noruega, el pasado día 18. Y continuará, a partir del 15 de noviembre en La Habana, Cuba, con el respaldo de siete de cada 10 ciudadanos de este país, según lo señalan recientes sondeos.

Mientras se afinan las tratativas con el grupo liderado por ‘Timochenko’, Santos exhibe en su galería personal algunos de los “trofeos” más valiosos de la guerra que el Estado libra con el grupo fundado por ‘Tirofijo’ en 1964.

Allí está, por ejemplo, Luis Édgar Devia, alias ‘Raúl Reyes’, ex número dos de las FARC, que fue abatido en un operativo realizado en el campamento de Angostura, en territorio ecuatoriano, el 1 de marzo del 2008. La incursión activó una crisis diplomática con el Gobierno de Quito.

Igualmente, se incluyen Guillermo León Sáenz Vargas o ‘Alfonso Cano’, máximo cabecilla de las FARC, y Jorge Briceño Suárez o ‘Mono Jojoy’, jefe militar de la organización. Ambos fueron eliminados por la Fuerza Pública en noviembre del 2011 y en septiembre del 2010, en su orden.

La búsqueda de la pacificación y el giro de 180 grados que ha dado, luego de su militancia en la “línea dura” del uribismo, resultan propias de un personaje con una habilidad para la estrategia política y para madurar acuerdos. Así lo reconocen aliados y detractores.

“Es un político muy particular porque muestra resultados prácticos. Es pragmático, pero al mismo tiempo tiene una relación clientelista con los partidos políticos. Es parte del más puro ‘establishment’ de Colombia”, sintetiza Antonio Navarro Wolf, ex gobernador del estado de Nariño y ex miembro de la guerrilla M-19.

En efecto, el actual Mandatario es el sobrino nieto del ex presidente colombiano Eduardo Santos y el hijo de Enrique Santos Castillo, ex editor general y dueño del diario El Tiempo. Es decir, siempre ha estado en la orilla del poder. Y según la semblanza que ese matutino colombiano publicara en el 2010, a los 14 años aseguró a sus compañeros de colegio que su meta era llegar a la Presidencia de la República. Un propósito que alcanzó 19 años después de que dejara el matutino de propiedad de su familia, para ingresar en la arena política.

En 1991, invitado por el entonces presidente liberal César Gaviria, tomó las riendas del recién creado Ministerio de Comercio, que fue una suerte de plataforma de lanzamiento de su vida en la administración pública.

En ese entonces, coincidió con Marta Lucía Ramírez. La ex ministra de Defensa, ex senadora y analista, menciona otro atributo que se le reconoce al Presidente: la capacidad de integrar equipos de trabajo orientados a lograr y exhibir resultados.

Precisamente, para afrontar el proceso de paz con las FARC, Santos ha formado un grupo de delegados que está dispuesto a hacer pocas concesiones. También ha dicho que tiene muy claro en qué puede ceder y en qué no.

Y en otra señal de que los resultados y los retos difíciles son lo suyo, se ha impuesto un plazo: en julio del 2013 las negociaciones con la guerrilla se suspenderán si no registran avances significativos hacia la pacificación.

32 madres aspiran a viajar a Cuba

Las declaraciones de las FARC de que no tienen secuestrados en su poder activaron una ola de reacciones de todo tipo y rechazo en Colombia.

En respuesta al pronunciamiento que hiciera la guerrilla  de corte marxista en semanas anteriores, el periodista colombiano Herbin Hoyos encabeza una de las acciones que se han organizado en contra del grupo armado.

El director del programa radial ‘Voces del secuestro’ es uno de los impulsores de la campaña  denominada Madres de Víctimas a Cuba. Esta consiste en el envío a La Habana de 32 mujeres que han denunciado que sus hijos fueron retenidos por las FARC.

La capital cubana será la sede de la continuación de los diálogos de paz entre las delegaciones del gobierno del presidente Juan Manuel Santos y de la agrupación rebelde.

El viaje de las 32 madres será costeado con los aportes de instituciones y ciudadanos de este país.

Hoyos precisó que el propósito final de esta campaña es “que las FARC digan la verdad y entreguen los restos de todos los secuestrados asesinados en la selva y de los desaparecidos”.  Adicionalmente, a través de Twitter remitió un mensaje en igual sentido a la cuenta que en la misma red social tiene ‘Timochenko’ o ‘Timoleón Jiménez’ (@timochenko_farc), el máximo cabecilla de la organización sediciosa.  Tuiteó: “El mundo verá bien el proceso de paz el día que ustedes entreguen los restos de todos los secuestrados y desaparecidos”.

La cifra de cautivos en manos de la guerrilla es una de las dudas que persisten.

A pesar de que las FARC anunciaron en febrero pasado que abandonan la práctica del secuestro con fines de extorsión, organizaciones que se ocupan del asunto han mencionado datos no coincidentes sobre el número de retenidos. Así, un reciente reporte de la Fundación Nueva Esperanza señaló que 694 colombianos en poder de los guerrilleros. Esta ONG recopila la información oficial.

Por su lado, Fondelibertad, otra ONG con sede en Colombia, cifró en  400 los cautivos. En forma paralela, la organización Venezuela Libre de Secuestros aseguró la semana pasada que 27 venezolanos aún permanecen en cautiverio de las FARC.

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