Día de los Difuntos: cultura y tradición del Ecuador


En la religión católica, conmemorar  el día de los difuntos es un acto de mucha trascendencia, donde la colada morada y las guaguas de pan son parte de la tradición, que en Ecuador se ha convertido en una fiesta, si cabe el término, en dónde se recuerdan a los familiares que tuvieron que ausentarse de éste mundo, según la fe católica, de manera temporal. Es un momento oportuno para que muchas familias se reúnan, al borde de la tumba de sus seres queridos, ha recordar a la persona ausente y, según la creencia religiosa, orar por el descanso de su alma.


Esta fecha, también es aprovechada para promover el turismo local, para que varios foráneos de distintos rincones del país, retornen a su tierra natal para reunirse con sus familiares y recordar a sus seres queridos.

 
En los finados, no puede faltar el arreglo de las tumbas que consiste en la limpieza de las mismas y su adorno con hermosos ramos de flores, coronas de papel y las expresivas tarjetas, donde se plasman los mejores recuerdos y la nostalgia por el vacío dejado en nuestras vidas.

 
En el Ecuador, esta celebración llena de ritos paganos y católicos, resulta una especie  de sincretismo cultural y religioso de nuestros ancestros y la de nuestros conquistadores.

 
En esta suerte de rituales y costumbres, la parroquia indígena Salasaca, del cantón Pelileo, provincia de Tungurahua, se constituye en el lugar donde son más evidentes las costumbres ancestrales para conmemorar esta fecha.
Familias enteras se reúnen al pie de las tumbas de sus seres amados para compartir los alimentos, entre los más comunes: el cuy, conejo, papas, pan, mote y habas, lo que acompañan con un vaso de vino.

 
La conmemoración del Día de los Difuntos, para esta comunidad patrimonial de nuestro país,  es la relación con sus ancestros, la tierra, la divinidad y con todo lo que les permite estar en armonía con la vida misma, costumbres que no se han visto contaminadas por las extranjeras, tradiciones de las que nos debemos sentir orgullos, especialmente quienes las sostienen, porque son el sello de nuestra identidad, rituales que nos hacen especiales y nos identifican ante la comunidad internacional, y hacen de este Ecuador diverso, el lugar propicio para convivir en armonía. (HC)


Foto: La Hora

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