LA VIOLENCIA EN LOS ESTADIOS...

En las últimas horas hemos sido testigos de acciones de extrema violencia generadas alrededor de  escenarios deportivos en donde se practica uno de los deportes que más pasiones genera en nuestro medio, como es el caso del fútbol, ante esto nos hacemos una serie de preguntas que nacen de la lógica más elemental y que de la misma manera debería tener respuestas contundentes, puesto que, esto nos haría en primera instancia, comprender esta problemática desde diferentes ámbitos y posteriormente, adoptar un sistema de conducta acorde a las normas sociales que rigen nuestras vidas.

¿Qué entendemos por violencia?

Si recurrimos al diccinario de la Real Academia Española (RAE) encontraremos lo siguiente:

(Del lat. violentĭa).
1. f. Cualidad de violento.
2. f. Acción y efecto de violentar o violentarse.
3. f. Acción violenta o contra el natural modo de proceder.
4. f. Acción de violar a una mujer.

Es decir un acto violento se caracteriza, segun estas definiciones, por transgredir los preceptos establecidos como naturales, sumado a ello la presencia de una carga de fuerza de cualquier índole que fuere; desde mi punto de vista, un acto violento necesariamente debe tener dos componentes, aquel elemento activo que altera o desequilibra el sentido armonico y natural de aspectos preestablecidos y aceptados por un conglomerado social, y un actor pasivo, aquel que con su conducta o comportamiento motiva para que el primer elemento aparezca.

Sin embargo estas formas de apreciación podrían generar en el "común de los mortales", cierta apatía o desinterés, pues la retórica generalmente no es buena aliada de la realidad,  debemos tratar este problema de una manera más pragmática, me he permitido tomar como punto de referencia los estadios deportivos, ya que en nuestra sociedad, como en la mayoría de culturas latinoamericanas el deporte y especialmente el fútbol, es el mejor y más cabal reflejo del sentir y de la identidad cultural.

Vemos con asombro y hasta nos damos el lujo de repudiar los actos violentos en los estadios, cuando estos se traducen en agresiones físicas que dejan secuelas objetivas cuantificables, o mejor dicho magnificadas por los sectores mediáticos; sin embargo hemos aceptado como "normal", otro tipo de violencia que se genera con mayor frecuencia a nuestro alrededor, ante ello solo unas breves reflexiones: ¿acaso alguna vez cuando se ha ubicado en algun sector de un estadio, no ha "festejado" con una carcajada, algun insulto racista en contra de los jugadores?, a veces confundimos la famosa "sal o picardía" de la gente, con la violencia;  ¿acaso alguna vez no ha desahogado toda su ira, tal vez no generada por el mismo hecho deportivo, sino por algun aspecto personal, en contra de un ser humano que funge como arbitro de un encuentro, con insultos que denigran la naturaleza del ser humano aludido?, si interiormente su respuesta a una de estas preguntas fue positiva, déjeme decirle que usted convive con un rasgo violento que no difiere en mucho de aquellos que nos produce tanto asombro y repudio, pero no se preocupe que usted no es un elemento selecto ni alislado, la mayor parte de nosotros en algun momento hemos pasado por aquello, la razón?, nuestra sociedad en sí es violenta por naturaleza, hemos aprendido a convivir con ella en forma cotidiana, a cada paso que damos estamos expuestos a convertirnos en actores activos o pasivos de un hecho violento, al subirnos a un bus de servicio público, al  preguntar sobre el costo de una prenda y no adquirirla, al recurrir a un servicio público, al querer exigir algun derecho que nos asiste, al mismo hecho de diferir en pensamiento y opinión, estos y otros aspectos cotidianos son espacios para ser testigos de un hecho cargado con un tinte de violencia.

Sin embargo este escenario no es del todo pesimista, el mismo hecho de tener acceso a más formas de comunicación y acceso a la información, nos permite contar con herramientas que pueden trocar esta realidad en forma paulatina y permanente, la educación es nuestra mejor aliada, su caracter dinámico y flexible debe ser entendido como una ventaja de la cual debemos aprovecharnos, debemos transformar nuestros hogares y nuestras aulas, en los estadios en donde se generen cambios que las futuras generaciones los acepten como parte de nuestra identidad cultural, hoy mas que nunca tenemos la oportunidad de convertirnos en actores, tal vez desconocidos, pero no por ello menos importantes, de un cambio generacional, un cambio que con el devenir de los días se convierta en el punto de inflexion de nuestro querido Ecuador, Ecuador, mi país... como diría un narrador en tiempo de clasificatorias...(MP)

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