Cuba
cumple 54 años de revolución apoyada en la solidaridad mundial
Pese al bloqueo económico impuesto por Estados Unidos y las necesidades que este genera, el país caribeño trabaja, junto con la comunidad internacional, en la búsqueda de un mundo mejor, sabiendo que aún es posible.
El
padre Bartolomé de las Casas, en sus escritos del mes de octubre de 1492,
emplea las palabras “Cubas” y “Cibao”, apreciando que las palabras “Ciba” y
“Ciboruco”, significan “piedra” y “piedra grande” respectivamente, además con
la palabra “Cibamar” era como decir serranía, también cuando se pronunciaban
las palabras “Cubao” o “Cibao”, era referencia de región montañosa, como
“Cubas” y “Cubana” que son lugares accidentados de Haití, coincidencias o no,
iban demostrando que todas esas palabras pertenecían a la estirpe Arauca y de
una misma raíz lingüística.
Los
originales de la isla, pronunciaban ha menudo tales palabras, que para el
navegante Cristóbal Colón y propiamente al padre Bartolomé de las Casas, les
resultaba un sonido muy parecido a la palabra “CUBA”, provocando más de una
vez que el Almirante en sus cartas a la corona española, dando informe
del nuevo descubrimiento, escribiera “la Isla de Cuba”, ya no Juana ni Fernandina,
aunque así fueran inicialmente bautizada el 27 de octubre de 1492, fecha en que
se iniciaba un nuevo proceso de transculturación mediante la colonización
española en la región latinoamericana.
Lo
que jamás pudieron imaginar aquellos colonizadores, que las proféticas palabras
del Cacique Hatuey (amarrado a un poste de madera), en ocasión de una breve
conversación de confesiones y bendiciones con un fraile del momento, antes de
ser quemado vivo …“si las almas de ustedes al morir van al cielo, yo quiero
que la mía se quede en esta tierra”… fueran las primeras expresiones de
dignidad de un pueblo que desde entonces no se rindió jamás y sin ánimo de
detallar cada momento socio histórico transcurrido, al cabo de 461 años de
imposición de los imperios españoles y estadounidense, también de dictaduras al
servicio de los gobiernos del vecino del norte, un día, el Día de la Santa Ana,
en el indómito Oriente cubano, tierra de amor y de poesía, tierra de nobleza y
de hidalguía, un grupo de jóvenes que no quisieron dejar morir al Apóstol de
los cubanos, José Julián Martí Pérez, en el año de su centenario, en la Ciudad
de Santiago de Cuba, asaltaron el Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953,
comandados por Fidel, continuador de la estirpe ancestral, esta vez encendido,
pero como antorcha iluminando el camino hacia la definitiva victoria el 1 de
enero de 1959.
Han
transcurrido 54 años de construcción de una sociedad socialista, en las narices
y fauces del imperio del norte revuelto y brutal que nos advirtiera Martí.
Tampoco se imaginaron aquellos colonizadores al traer los negros esclavizados desde África, tierra madre de la humanidad, que estarían haciendo la mezcla perfecta para crear y poner de pie de manera definitiva a un pueblo que solo se volvería a poner de rodillas ante la tumba de nuestros muertos, para jurarles que vuestra sangre no habría caído en vano, invocando los versos de Bonifacio Byrne repetidos y enaltecidos por el legendario Comandante de tupida barba y sonrisa de pueblo -Camilo Cienfuegos- “si deshecha en menudos pedazos llega ser mi bandera algún día, nuestros muertos alzando los brazos la sabrán defender todavía”.
Así
ha sido, es y será la conducta de un pueblo que a pesar de las inmensas
dificultades y carencias, la inmensa mayoría de ellas condicionadas por el
cruel y genocida bloqueo imperialista de los distintos gobiernos de los Estados
Unidos de América, desde el triunfo de la Revolución Cubana, rechazado hoy de
manera contundente por 188 países miembros de la Organización de Naciones
Unidas.
Estos
54 años han sido muy difíciles para el pueblo cubano, especialmente en el
ámbito económico, que reconociendo con espíritu crítico y autocrítico aprendido
de Martí y practicado coherentemente por Fidel y Raúl: criticar no es morder,
sino señalar con noble intento el lunar que esconde la mancha de la virtud
humana, también hemos cometido errores y equivocaciones en el empeño mismo de
la continuidad y perfectibilidad de la construcción socialista en Cuba libre y
soberana, conducta manifiesta en honrar lo bueno de lo viejo para ponerlo en
función de lo nuevo bueno.
Hoy
Cuba, muestra al mundo, a pesar de las situaciones de carencias y limitaciones
económicas, la abundancia de un pensamiento inédito y práctica solidaria
internacionalista, compartiendo de lo que tiene, y sin ánimo de simple orgullo,
sino de expresión suprema, índices de desarrollo social superiores a
países del llamado primer mundo, incluyendo puntualmente a los Estados Unidos
de América.
Quede
claro que la sociedad cubana no es perfecta, pero a pesar del Bloqueo cruel y
genocida imperialista, de las inevitables inclemencias del tiempo y fuerzas de
la naturaleza, de nuestros propios errores y equivocaciones, CUBA y la inmensa
mayoría de los cubanos y cubanas, aún muchísimos/as que viven fuera de la Isla
por diversas razones, especialmente económicas, sentimos orgullo de sabernos
con la dignidad del Cacique Hatuey.
En
este nuevo aniversario de la Revolución Cubana, gracias a la inmensa
solidaridad activa de todos los pueblos del mundo, en particular al pueblo
ecuatoriano que una vez hace miles de años antes de la colonización española,
se trasladaron por diferentes vías y medios por el río Napo, después al río
Orinoco, arribaron al río Amazonas, al Atlántico, subiendo el arco de las
Antillas menores y mayores, entre estas la Isla que hoy se conoce como CUBA, el
sur de los Estados Unidos de América, América Central, Istmo (canal) de Panamá,
islas Galápagos en el Pacífico y de nuevo a la parte continental sudamericana;
todo esto sucedía en reiteradas migraciones 6.000 años antes de Cristo. Tesis
demostrada por los arqueólogos Lenín Ortiz Arciniegas y Antonio Núñez Jiménez
en el año 1987, ecuatoriano y cubano respectivamente, en su histórico viaje en
canoa del Napo a las Antillas mayores, lo cual corrobora que la estirpe
ancestral ecuatoriana, es cimiente desde entonces de la dignidad
ejemplificada por el Cacique Hatuey a los cubanos de ayer, hoy y siempre.
Particularmente, el Lic. Lenín Ortiz nos legó: “UN PUEBLO SIN PASADO ES UN
PUEBLO EXPLOTADO Y DOMINADO”.
Hoy
en virtud de la solidaridad ancestral entre el pueblo ecuatoriano y cubano, así
como la buena voluntad entre los gobiernos actuales de ambas naciones libres y
soberanas, trabajan unidos por un mundo mejor, sabiendo que aún es posible.
Sabemos de opositores viscerales a estas relaciones gubernamentales, pero
concluimos con un pensamiento martiano:
“Dicen que triste cosa
es no tener amigos,
Pero más triste es no
tener enemigos.
Porque quien enemigos no
tenga,
Es señal de que no
tiene,
Ni talento que haga
sombra,
Ni bienes que se le
codicien,
Ni carácter que
impresione,
Ni valor temido,
Ni honra de la que se
murmure,
Ni
ninguna cosa buena que se le envidie.
Fuente: El Telégrafo
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