Reflexión sobre el 14 de Febrero
El
día del amor y la amistad, pero qué es el amor, es, tal vez, un sentimiento que nos nace el día de hoy como
por arte de magia, es qué a las doce de las noche del día 14, los cupidos de
amor nos enamoran de los seres humanos y amanecemos cordiales, afectuosos de
tal manera que los hoteles se llenan a reventar, y según las estadísticas, es
un día propicio para procrear, pues sus niños vendrán al mundo en la Navidad. Es
esto el amor, un día y nada más.
No,
no lo es, es un sentimiento profundo y muy complejo, es enamorase del propio
amor, es ser cordial las 24 horas del día, los 365 días de año, es ser amable
cada oportunidad que nos presta la vida, es respetar las diferencias de actitud
y pensamiento, es no mirar con repugnancia al indigente, pues aunque no sea
parte de nuestro núcleo familiar, es parte la familia humana, y en ello se
aplica el mandamiento de “amar al prójimo como a ti mismo”. Y es que el prójimo
no sólo es a quien conozco. Es quien, por diferentes circunstancias de la vida,
nos rodea; es el vecino; es el señor que se sentó, junto a nosotros, en el bus;
es la señora en la cola del banco, es el niño que vende caramelos; es la
persona desalineada que nos pidió unas monedas; es la viejita que nos insultó;
es el propio Ser Humano y porqué no la madre naturaleza, la que nos provee de
los recursos, la que sangra día a día por regalarnos lo que Dios la dotó.
A
menudo, en las diferentes religiones, cantamos, los fines de semanas o los días
de oración, música que contiene letras relacionadas al amor, pero nos hemos
convertido en unas máquinas de repetición, autómatas que no nos ponemos a
analizar y entender lo que contiene la letra de la canción que terminamos de
cantar en el ritual de alabanza. “Cristo te necesita para amar…no te importe la
raza ni el color de la piel, ama a todos como hermanos y has el bien…”, “…al
que piensa distinto dale amor…”, “…Amar es tolerar al que no piensa como yo”,
por citar unas pocas partes de canciones cristianas que nos invitan a amar a
todos, tal y como lo describe Jesús en una de sus enseñanzas, plasmadas en La
Biblia, en Mateo 5:43-48: 43Ustedes
han oído que se dijo: “Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo.” 44 Pero
yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen, 45 para
que sean hijos de su Padre que está en el cielo. Él hace que salga el sol sobre
malos y buenos, y que llueva sobre justos e injustos. 46 Si
ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa recibirán? ¿Acaso no
hacen eso hasta los recaudadores de impuestos? 47 Y si
saludan a sus hermanos solamente, ¿qué de más hacen ustedes? ¿Acaso no hacen
esto hasta los gentiles?48 Por tanto, sean perfectos, así como
su Padre celestial es perfecto. Perfecto
como Él es el amor, porque es su esencia, porque nace de Él, porque nos fue
entregado gratuitamente. Se debe amar como amo Jesús, al punto de entregar su
vida por nosotros. Aquí la pregunta: Amamos de tal manera, o somos tan egoístas
que nos limitamos a amar a quienes nos aman?
El
amor es tan complejo y bello, para mí, es el arte de descubrirte en quien
tienes en frente, es saber que tienes virtudes y defectos, que eres un ser imperfecto
que busca la perfección, es saber que las misma necesidad de ser amados y aceptados
nos mueve a todos, es saber que hay que dar de lo que se quiere recibir, es
saber dar sin esperar recompensa.
Es tan simple, y complejo a la vez para la
naturaleza humana, como lo describe Pablo, en La Biblia, en 1ª Cor.13:4-7: 4El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso,
no hace alarde, no se envanece, 5no procede con bajeza, no busca su propio
interés, no se irrita, no tienen en cuenta el mal recibido, 6no se
alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. 7El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo
lo soporta. Eso es el amor, regocijémonos en todo su esplendor y
magnitud, lograremos hacer de este mundo un lugar maravilloso. (HC)
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