Al ‘Cuentero de Muisne’ se le acabaron los argumentos

Si alguien pregunta en los alrededores del ex Penal García Moreno, ubicado en el barrio de San Roque– Quito, por Sigifredo Dante Reyes Moreno nadie le sabrá dar razón.

Pero si les dice que se trata del ‘Cuentero de Muisne’, enseguida evocarán una sonrisa y le vendrán recuerdos de este singular personaje, que falleció la madrugada del lunes, en el hospitalEugenio Espejo de Quito, luego de una intervención quirúrgica del corazón.

De estafa en estafa

Su historia delictiva es amplia y singular. Apoyado por su facilidad de palabra, que atrapaba hasta al más ‘listo’ de sus víctimas, a las que convencía con singulares ofertas que en la práctica era imposible de cumplir. Su verbo era tal que podía vender ‘castillos en el aire’.

Tal vez esto se deba a que siempre le gustó autoeducarse, prepararse y formarse intelectualmente. “Era muy inteligente, culto, tirado a poeta, bohemio, artista, payaso, en fin de todo un poco”, recuerda una exguía penitenciaria, quien omitió su nombre, pero que le conoció cuando él estaba detenido en ese centro carcelario, donde desde hace nueve años cumplía una sentencia de 25 años por asesinato.

“Era tranquilo, leía mucho. Cuando recién ingresó sí tenía problemas, pero luego con los años se fue tranquilizando y pasaba desapercibibo”, dijo la exguía.

“Era un simple charlatán, ahora está donde debe estar”, dice por su parte otra comerciante de la zona, mientras se persigna y evita dar más comentarios. Fue tal su fama de charlatán, que hasta parte de su vida está consignada en Wikipedia.

Su vida

Dante nació el 1 de julio de 1939 en Muisne, Esmeraldas. Era el cuarto de ocho hermanos. De las crónicas de su vida se establece que se graduó de ingeniero agrónomo.

Su vida delictiva se inició a los 17 años cuando tomó el cheque de un amigo suyo. También se hizo pasar por el hijo del exmandatario de Costa Rica, Joaquín Trejos, con la finalidad de hospedarse en un hotel cinco estrellas y ser atendido con ‘todas las de ley’.

Es que siempre le gustó la comodidad y el lujo, ya que le fascinaban los carros, la ropa y relojes de marca. Su facilidad para asumir diversas personalidades se demostró también cuando se hizo pasar por un empresario extranjero y obtener así el cargo de gerente de una empresa bananera, sin siquiera saber nada del tema.

Sin embargo, su más grande hazaña, que dio la vuelta al mundo, fue cuando en 1980 vendió a una pareja de suizos la torre del reloj del Malecón de Guayaquil. “Esa noticia fue espectacular, cuando se supo nadie podía creer tanta audacia”, asegura Carlos Jácome, un jubilado al que siempre le gusta informarse de lo que pasa en el país.

Réquiem

Pero, así como ganaba en sus estafas gastaba, sobre todo en sus romances, ya que resultó, según cuentan, un enamoradizo. “Una vez que charlé con él, se jactaba de tener 16 hijos”, aseguró la exguardia del penal.

Entraba y salía de las cárceles con facilidad. Una de las ocasiones en que estuvo recluido en el ex Penal, salió por la puerta grande, disfrazado de monja.

Así fue la vida del ‘Cuentero de Muisne’, capaz de engañar a medio mundo, menos a la muerte, que le sorprendió en la cama de un hospital. (HC)





Fuente: La Hora

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